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Antoni Ros Marba, amb l'Orquesta Sinfònica de Barcelona. © Efe
Antoni Ros Marbà, con la Orquesta Sinfónica de Barcelona. © Efe
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La música sinfónica catalana ha tenido grandes compositores e intérpretes de reconocida trayectoria internacional. Felip Pedrell (1841-1922) fue el gran renovador de la música catalana y fue el maestro de los compositores del Modernismo musical Enric Granados (1867-1916)e Isaac Albéniz (1860-1909), del vanguardista Robert Gerhard (1896-1970) y de Enric Morera (1865-1942), creador de óperas y de sardanas, la danza tradicional de Cataluña. La música popular sufrió un gran impulso gracias a Anselm Clavé (1824-1874), introductor de los coros en la Península. La Federación de Coros Clavé es una institución centenaria que continúa muy activa. Del gusto por la música coral nacieron las grandes sociedades que culminaron con el Orfeó Català (1891) y la Societat Catalunya Nova (1895). La actualización del cancionero popular catalán con melodía de música de juguetes es la especialidad del compositor y múltiple instrumentista Pascal Comelade (1955).

Montserrat Caballé
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Montserrat Caballé. © Efe

El catalán universal en el campo de la música en el siglo XX es Pau Casals (1876-1973). Existe un antes y un después en su interpretación del violonchelo ya que introdujo toda una serie de innovaciones que han creado escuela. Desde su infancia demostró grandes dotes musicales. A los 23 años empezó la carrera profesional actuando como intérprete en los mejores auditorios del mundo. También ejerció como profesor, director de orquesta y compositor con obras como el oratorio El Pessebre. Durante la guerra civil no quiso abandonar el país. Se dedicó a recaudar fondos haciendo conciertos benéficos y se convirtió en presidente honorario del Comité de Músicos de ayuda a la democracia española. En 1939 emprendió el camino al exilio con el firme propósito de no regresar nunca a Cataluña mientras Franco ocupara el poder. Instalado en Prada de Conflent entre 1939 y 1957, optó por el silencio musical hasta 1950, cuando varios amigos del mundo de la música le convencieron para organizar un festival en Prada en beneficio de los refugiados republicanos. Este festival se ha convertido verano tras verano en referente de los amantes de la música de cámara. En 1957 se fue a vivir a Puerto Rico y prosiguió su carrera por todo el mundo, hasta su muerte en 1973. La actitud de Casals a lo largo de toda su vida fue de compromiso absoluto con la paz y la libertad. Un ejemplo de este legado personal es el Himno de las Naciones Unidas (1971).

Raimon
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Raimon. © Efe

De la primera mitad de siglo XX también destaca la figura de Eduard Toldrà (1895-1962), primero como violinista en su etapa de juventud; entre 1921 y 1936, como compositor de obras sinfónicas y, después de la guerra civil, a partir de 1943, ejerciendo de director de orquesta en formaciones de diferentes países. La interpretación al piano lleva el nombre de Alícia de Larrocha (1923) y Leonora Milà (1942), dos mujeres que en plena dictadura llevaron la música catalana y española a las principales salas de conciertos del mundo.

En el campo de la composición cabe mencionar también la extensa obra de los compositores Frederic Mompou (1893-1987), que desde 2003 cuenta con un cátedra a su nombre en el Graduate Center of the City University of New York, Xavier Montsalvatge (1912-2002) y los contemporáneos Joaquim Homs (1906), Josep Maria Mestres Quadreny (1929) o Joan Guinjoan (1931).

La cultura catalana ha realizado una gran contribución al mundo de la ópera con intérpretes reconocidos internacionalmente desde principios del siglo XX como Francesc Viñas (1863-1933), tenor que triunfó en todo el mundo interpretando la música de Wagner, y Maria Barrientos (1884-1946), soprano ligera y liederista que actuó en los principales teatros europeos y americanos. A lo largo del siglo XX y hasta la actualidad, en el campo de la lírica han regalado su voz al mundo los tenores Jaume Aragall (1939) y Josep Carreras (1946), el barítono Joan Pons (1946) y las sopranos Victòria dels Àngels (1923-2005) y Montserrat Caballé (1933).

Maria del Mar Bonet
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Maria del Mar Bonet

Uno de los personajes más especiales de la música catalana es Jordi Savall (1941) que hace ya más de 30 años que se dedica a recuperar, investigar y difundir la música antigua y barroca entre diferentes públicos de todo el mundo. Reconocido como gran intérprete de la viola de gamba, pero también como director, Savall ha creado diversas formaciones (La Capella Reial, Hespèrion XXI y Le Concert des Nations) además de su propio sello musical, para vivir desde el presente la música del pasado.

Respecto a la música de raíz jazzística, en el siglo XX destacan la orquesta y las canciones del mundialmente conocido Xavier Cugat (1900-1990) y el gran pianista Tete Montoliu (1933-1997). Las formaciones más veteranas son La Locomotora Negra (1971) y La Vella Dixieland (1980). Han recogido el testigo, entre otros, Jordi Rossy (1964), batería y pianista; el pianista Albert Bover y el saxofonista Llibert Fortuny (1977). Con raíces jazzísticas y un sentido de la exploración musical que lo hace único, Agustí Fernández (1954) se ha consolidado como uno de los pianistas más importantes en el campo de la improvisación.

El flamenco forma parte de la cultura musical catalana con figuras destacadas como la histórica bailaora Carmen Amaya (1913-1963)y los cantantes Juan Rafael Cortés Santiago, Duquende (1965), Maite Martín (1965)y Miguel Poveda (1973).En plena dictadura, durante la década de 1950, la cultura catalana desarrolló un estilo musical popular propio: la rumba catalana, nacida de las familias gitanas barcelonesas del barrio de Gràcia. Las bases del género las sentó Antonio González, El Pescaílla (1926-1999) y quien lo consolidó hasta la actualidad, Pere Pubill Calaf, Peret (1935). Entre 1978 y 1987 el representante de la rumba fue Gato Pérez (1951-1990), que se ha convertido en influencia de la música mestiza, que desde la década de 1990 ha hecho de Barcelona el punto de encuentro de intérpretes de todo el mundo, y ha dado grupos como Cheb Balowski, Ojos de Brujo, Pomada o la Troba Kung-Fú.

Alicia de Larrocha
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Alícia de Larrocha. © Efe

En la década de 1960 adquirió fuerza la canción protesta con el movimiento de cantautores catalanes llamado 16 Jutges,formado por dieciséis jóvenes que cantaban en catalán, lengua prohibida por la dictadura franquista. Algunos de ellos mantienen todavía una trayectoria artística envidiable de reconocida presencia internacional. Es el caso de Raimon (1940), Lluís Llach (1948), Joan Manuel Serrat (1943) o Maria del Mar Bonet (1947). La tradición de cantautores en lengua catalana continúa con una nueva generación formada, entre otros, por Roger Mas (1975) o Feliu Ventura (1976). A mediados de 1970 nacieron grupos como Al Tall (1974), que cuenta entre sus fundadores con Miquel Gil, uno de los cantautores con más proyección actualmente, o la Companyia Elèctrica Dharma (1974). La década de 1980 es la del llamado “rock catalán” con formaciones como Sau, Sopa de Cabra, Els Pets y Lax’n’Busto.

Los espacios dedicados a la música más emblemáticos son el Palau de la Música, obra modernista edificada entre 1905 y 1908 por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, y el Gran Teatre del Liceu, fundado en 1847 y reconstruido en 1999 a causa de un incendio, que se ha convertido en referente del mundo de la ópera. Ese mismo año también se inauguró L’Auditori, obra de Rafael Moneo, que, además de un edificio con tres salas para conciertos, acoge la sede de la Escuela Superior de Música de Cataluña y el Museo de la Música.

La variedad de festivales de verano que se celebran en toda Cataluña ofrecen la oportunidad de disfrutar de la música en espacios de especial interés artístico como el Castillo de Peralada o diversos monasterios de la ruta del Císter como Sant Pere de Rodes. Con la restauración de la democracia los festivales de diferentes géneros musicales se han convertido en cita de los amantes de la cultura. Son ejemplos de ello el Festival de Jazz de Terrassa y el Festival de Blues de Cerdanyola que ya se celebran desde hace dos décadas. Desde 1994 el SÒNAR, Festival Internacional de Música Avanzada y Arte Multimedia, se ha convertido en referencia ineludible para los amantes de las nuevas tendencias de todo el mundo.

 


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